Aldabas

Pestillos, manijas, llamadores, postigos, pomos, aldabas, cerrojos, picaportes, pasadores, tiradores… todo tipo de herrajes para completar las funciones de una puerta. Existen tantos modelos y tipos de complementos de carpinterías que podemos hacer cada puerta única, diferente del resto.

Las aldabas vuelven a estar presentes en las puertas a las que se les quiere dar una prestancia especial o un aire clásico aunque el uso es simplemente como elemento metálico decorativo y ya no tienen el utilidad de golpear con él la puerta a modo de llamador.

El origen del término aldaba es árabe y se traduce por “lagarta” pues en origen, las aldabas tenían forma de reptil. Las más comunes en nuestra región son las llamadas manos de Fátima que además funcionan como amuletos protectores

Las distintas formas de las aldabas desvelan mucho de la puerta donde se colocan. Antiguamente el tamaño o suntuosidad indicaba la clase social de la vivienda, una familia rica viviría en una casa que dispusiese de un llamador ostentoso de un material como el bronce. Otras viviendas más pobres, tendrían puertas con aldabas más sencillas de hierro forjado con forma de simple anilla suspendida. Dice el refrán “A tal casa tal aldaba”. Con el paso del tiempo los cerrajeros iban mejorando los diseños hasta llegar a verdaderas obras de arte que se encuentran en museos.

Nosotros estamos acostumbrados a retirar puertas viejas que están deterioradas y siempre aconsejamos a los propietarios de los inmuebles que recuperen estos elementos en la nueva puerta que fabriquemos. Un elemento como una aldaba antigua siempre queda bien aunque se trate de una puerta nueva, de hecho, las ferreterías vuelven a ofrecer estos picaportes como si se tratase de una novedad en su departamento de bricolaje.

Si tienes una puerta vieja y deteriorada, podemos sustituirla por una nueva con mejores acabados pero manteniendo los elementos que le proporcionan esa elegancia ancestral.